¿Has observado lo hermoso que se muestra un camino cuando lo recorres sin prisa? ¿Te has fijado en la infinidad de detalles que te regala entonces la vida? ¿Te has detenido a respirar y contemplar en profunda calma y serenidad?
Son tantos los senderos transitados… Tantas las experiencias vividas… ¿Por qué tener tanta prisa? Al final, todos tus pasos te llevan hacia ti mismo. Eres tu propio destino… Ese espacio que siempre has buscado y que tan cerca has tenido.
Al menos hoy, camina suave y disfruta cada color y cada matiz, cada melodía y cada cantar, mientras sientes tu propio ser en plenitud y consciencia plena y amorosa.
Sal a pasear dulcemente en todos los atardeceres. Escucha en paz infinita el silencio de tus noches profundas. Siente el latir de tus venas cada nuevo amanecer, y sobre todo reconoce tu propio valor en lo más íntimo de tu alma iluminada y despierta. Imagina un cielo infinito, plagado de mágicos seres y de sutiles energías, que bailan con acordes tranquilos y susurran canciones llenas de brillos y alegrías.
Despacio… Lo eterno siempre te espera en cada rincón y en cada preciosa esquina. Acaricia tus tiempos para sentir los latidos divinos que se alojan en cada aliento y en cada suspiro. Descansa, mi querido amigo. Sueña y crea realidades mágicas desde lo sereno y lo sencillo.
Ve despacio
(Fragmento de «Luces del Amanecer»)
Sin prisas.. Saboreando los senderos en cada momento, observando con calma y paciencia, admirando cada ser que te acompaña y que te enseña.
Multitud de pedazos de vida para disfrutar suavemente, andando despacio en cada situación y en cada experiencia…
Párate. Presta atención a cada bello regalo que se te ofrece. Siempre caminas hacia ti mismo… Nada te urge.. Nada te apremia
Siente en tu interior el trascurrir infinito del Universo, el movimiento perfecto que rige cada acontecimiento, cada eco que a ti regresa.
No corras. Siempre es aquí y ahora.